El diezmo es la forma en que el creyente satisface la necesidad de convertir lo material que hemos trabajado en bendiciones que el dinero no puede comprar, cuando damos al Señor el 10% de lo que hemos recibido, declaramos que el 90% que nos queda no es nuestro, sino del Señor. Además de esto el diezmo es la forma en que el creyente bendice el ministerio que le alimenta con la Palabra de Dios. En la ofenda, a diferencia de lo que es la limosna, en donde el mayor le da al menor, el creyente mira la grandeza de Dios y le ofrece ofrenda de alabanza con algo material. Hay que recordar que para el que cree, todo lo que hace en el nombre de Jesús es parte de su alabanza y adoración, esto incluye los diezmos y las ofrendas.